Título: La Jovita de Ocón y la estafa de los jesuitas |
El padre Cándido Marín era familiar de nuestra informante, ésta conocía las vivencias de su tío, el Padre Marín, que tiene calle en Logroño. Pasó la guerra en Bilbao donde ocultó su condición de jesuita saliendo a la calle vestido con un buzo y una chapela, «como un vasco más».
Felipa no tuvo reparos en contarnos la estafa que su tío y otro jesuita logroñés infligieron a la señora Jovita de Ocón, poseedora de ricas haciendas y dineros que donó en vida a los jesuitas de Logroño a cambio de que a ella «no le iba a faltar de nada mientras viviera». Sus últimos años los pasó en un hospicio rodeada de indigentes. La gente del valle de Ocón sacó una copla de crítica social que cantaban a hurtadillas pues airear estos asuntos estaba prohibido.
El padre Marín y el padre Torres
son unos grandes estafadores
que se han llevado el bolsón
de la Jovita de Ocón.
Hasta hace poco tiempo el cura de La Villa oficiaba una misa al año por el alma de doña Jovita. Lo hizo durante tantos años que la gente joven no comprendía la razón.