Riojarchivo

 

Título: Los tamboriles de Anguiano
Clasificación: Villancicos
Localidad: Anguiano
Informante: Vicente Muñoz Neila, Lobarnio (22-1-1921)
Recopiladores: Helena Ortiz Viana y Diego López Llaría
Lugar y fecha de recogida: Anguiano, 25 de abril de 2010

 

Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad,
está la Virgen de parto
y a las doce parirá,
ha de parir un niñito
blanco, rubio y colorado,
que ha de guardar las ovejas
en invierno y en verano.
Y ardía la zarza
y no se quemaba
la Virgen María
doncella y preñada.

En muchos pueblos de La Rioja ha habido lo que podemos llamar de una manera genérica como pastoradas, celebraciones variadas de los pastores alrededor de las fechas navideñas. Todavía se mantienen las de Grávalos y Labastida.

Los pastores de Anguiano anunciaban su llegada desde comienzos de diciembre en una costumbre que se perdió a principios del siglo XX pero cuyo recuerdo, transmitido oralmente, se mantiene entre las gentes de Anguiano. Nada más comenzar el último mes del años los pastores, tanto por la mañana cuando se iban a sus labores como por la tarde cuando regresaban, tocaban unos tamboriles, pregonando la cercanía de la Nochebuena. Iban vestidos pulcramente con su sencilla indumentaria: abarcas de cuero con correas, zagones, polainas, chaquetilla de pana, zurrón de piel y manta de cuadros al hombro.

Los tamboriles se los hacían ellos mismos, con el irregular tronco hueco de un roble, bien vaciado y forradas la tapa y la trasera con badana -piel de oveja-. Como palillos servía cualquier palo de avellano o bujo -boj- rebajado con el filo de sus navajas.

tamboril

Tamboril de Anguiano, le falta la tapa de piel de oveja.

Al caer la tarde, congregados todos los pastores en el pueblo, recorrían sus calles anunciando con el estruendo de sus golpes la llegada de la Navidad. A la cabeza de esta especie de procesión de tamborileros uno hacía sonar rítmicamente la cuerna que por las mañanas había servido para reunir al ganado vecinal antes de llevarlo al monte.

Los pastores no son hombres
que son ángeles del cielo
que para adorar al Niño
ellos fueron los primeros.

En la Nochebuena, a la hora de la misa del gallo, los pastores entraban con sus tambores en la iglesia en fila de a dos y seguían tocando. Llevaban otras percusiones como zambombas, panderos o castañuelas que ellos, igualmente, se hacían -todavía hay algún vecino que construye castañuelas para los danzadores- y otros utensilios como almireces, coberteras o cucharas. Dentro del templo adoraban al niño cantando villancicos como éste:

Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad
que está la Virgen de parto
y mañana parirá.

De los últimos pastores tamborileros todavía recuerdan los mayores a Fausto Carrasco, Máximo, Felipe Llaría, Agapito El Chapi, Juan Cuadrao y Paulillo que tocaba la guitarra y a veces acompañaba la ronda nocturna de los pastores cantando:

La Virgen se llama Juana
y el hijo de Dios Perico
pararemos la guitarra
y echaremos un traguico.

Esta noche es Nochebuena
noche de comer patatas
que ha parido La Chanega
un burro con cuatro patas.

Bibliografía:

  • Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.