Riojarchivo

 

Título: El arrendajo, guardián del bosque
Clasificación: Supersticiones
Localidad: Ojacastro
Informante: Victor Crespo Ulizarna (15-6-1929)
Recopilador: Javier Asensio García y Raúl Jorge Lahera
Lugar y fecha de recogida: Ojacastro, 8 de mayo de 2004

 

El arrendajo, garrulus glandarius, es un bello pájaro que habita los bosques de nuestras sierras, desde los encinares de Carnanzún y Villarroya hasta los hayedos del Oja.

Foto de Bob Brewer en Unsplash

Es muy conocido por los hombres del campo, sobre todo por los cazadores. Tiene un graznido característico que delata su presencia aunque con ese graznido en realidad está avisando de la presencia del ser humano, por ello es frecuente que en nuestros pueblos se le califique como cotilla o alcahuete. También se le califica como guardián del bosque pues avisa a los demás animales de la llegada del peligroso cazador.

En realidad no solo es avisador sino emblema del bosque y agente activo en la expansión del arbolado. En tiempo de otoño entierra bellotas y hayucos para comerlos en invierno pero el animal puede no llegar a necesitarlos, puede morir u olvidarse de dónde los ha enterrado, de tal modo que, quizás sin saberlo, es un buen sembrador de árboles. Bien merecido tiene el nombre de guardián del bosque; apenas suele verse fuera de él, a veces cruzando veloz de un lado a otro de la carretera, tan rápido que da la sensación de no querer saber nada de lo que ocurre fuera del bosque.

Es hábil para escapar de los tiros de escopeta. En Villavelayo cuentan que aunque lo veas posado en una rama cuando vas a dispararle se escapa al instante y lo pierdes de vista.

Recibe los nombres vernáculos de charro o charlo en el Valle del Oja (no confundir con el zorzal charlo), y más al oriente arrandrajo, randrajo, rendajo y rendrajo.

Bibliografía:

  • Antonio Pestana Salido, Las aves ibéricas en la cultura popular, Tundra, Valencia, 2009.