Título: La Loba Parda IX |
Estaba el pastor, pastor, y guardando su cabaña
y vio venir a una loba por unas vegas muy llanas.
Le ha cogido una cordera la mejor de la cabaña.
–Deja esa cordera, loba, que a ti no te debe nada
y si no la quies dejar por las buenas o las malas
saldrán los siete cachorros y también perra guadiana.
–¡Qué cuidao se me da a mí que salga perra guadiana!
Si tengo siete cachorros de otra misma lechigada–.
–¡Arriba, siete cachorros, arriba, perra guadiana!
Que si me cogís la loba tenís la cena doblada
y si no me la cogís con lo gordo la cayada–.
Siete leguas llevan andadas por unas vegas muy llanas
y al subir por una cuesta la loba se vio cansada.
–Tomar, perros, la cordera que ya la tenís ganada.
–No queremos la cordera de tu boca babuseada
que queremos tu pellejo pal pastor una zamarra
y el rabo para cucharas
y de lo que de ahí sobrase para ribetes y mangas.
–¡Ay, pobre de mi desdicha, ay, pobre de mi desgracia!
Que yo siempre oí decir que Guadiana era muy mala
que con pellejos de lobo hacía el pastor la cama.
“Esto les pasó a unos ganaderos de Fuentes de Béjar, provincia de Salamanca, se llamaban don Jerónimo y doña Manuela, que tenían noventa y nueve fincas y no querían tener cien porque era más nombradía noventa y nueve que cien. Esto de la perra guadiana le pasó a un pastor de esos señores. Me lo contó mi padre que servía en la misma casa también. En la dehesa de Casas de Elvira, un punto que llaman Galisteo, cerca de Plasencia, porque es terreno más bien loboso y se les presentó la loba y el pastor, que las dejase, y la loba no cedió y la siguieron siete leguas, que se dice pronto”.
Bonifacio recordaba oirlo cantar a su abuelo Julián de la Torre, el herrero del pueblo, tocándolo con el rabel. De hecho, Bonifacio al cantar el romance recrea la tonadilla y la cadencia del canto de rabel propios de la comarca.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.