Título: Madre, en la puerta hay un niño XIII |
En la puerta llama un Niño más hermoso que el sol bello
parece que tiene frío parece que está en cueros.
–Anda y dile que entre se calentará
porque en este pueblo ya no hay caridad–.
Entra el Niño y se calienta y mientras se calentaba
le pregunta la señora de qué pueblo y de qué patria.
Y el Niño responde: –De lejanas tierras
mi padre es del cielo yo bajé a la tierra.
–Anda, sal y ponle cama a este Niño, con primor
–No se canse usted, señora, que mi cama es un rincón
mi cama es el suelo desde que nací
y hasta que me muera ha de ser así–.
Antes de romper el alba el Niño se despidió.
–Quédese con Dios, señora, quédese con Dios, adiós.
Si alguno viniese por mí preguntando
usté le diría que en el huerto orando–.
Al pronto llegó José por el Niño preguntando
y le dice la señora que en el huerto estaba orando.
Pastores venid, pastores llegad
a adorar al Niño que ha nacido ya.
Los pastores no son hombres que son ángeles del cielo,
que en el parto de María ellos fueron los primeros,
pastores venid, pastores llegad
a adorar al Niño que ha nacido ya.
En el portal de Belén hacen lumbre los pastores
para calentar al Niño que ha nacido ya,
pastores venid, pastores llegad
a adorar al Niño que ha nacido ya.
En los pueblos de la sierra riojana, poco dados a cantar aguinaldos por las calles, este romance, que en otros lugares es propio del canto callejero, aparece como canción navideña de la misa del gallo, a la que se le han añadido al final versos y estribillos del conocido villancico «Pastores venid».
Bibliografía:
- Javier Asensio García y Helena Ortiz Viana, La navidad riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2005.