Título: Delgadina |
Tres hijas tenía un rey tenía y las tres como una plata
la más pequeña de todas Delgadina se llamaba
un día estando comiendo su padre bien la miraba.
–¿Qué me mira, el rey mi padre? –¡Qué te tengo de mirar
y te tengo que decir que has de ser mi desposada!
–No lo quiera el Dios del cielo ni la Virgen Soberana
que yo sea esposa suya madrastra de mis hermanas–.
–Altos, altos, pajaritos, a Delgadina encerradla
en el cuarto más oscuro que tenga toda mi casa
si os pide de comer dadle cecina salada
si os pide de beber dadle el agua la pescada–.
Delgadina, con gran sed, se ha subido a una ventana
donde allá ha visto a su madre en silla de oro sentada.
–Madre, si es usted mi madre, súbame una jarra de agua
que el corazón se me parte y la vida se me acaba.
–Quítate de ahí, Delgadina, quítate de esa ventana
si tu padre lo supiera
y si tuviera una flecha desde allí me la clavara.
Delgadina, con gran sed, se ha subido a otra más alta
desde allá ha visto a su hermana desde abajo la miraba.
–Hermanas, si sois hermanas, subidme una jarra de agua
que el corazón se me parte y la vida se me acaba.
–Quítate de ahí, Delgadina, quítate, perra malvada
que si el padre lo supiera la cabeza nos cortara–.
Delgadina, con gran sed, se ha subido a otra más alta
desde allá ha visto a su padre jugando al juego la barra.
–Padre, si es usted mi padre, súbame una jarra de agua
que el corazón se me parte y la vida se me acaba.
–¡Altos, altos, pajaritos llevadle la jarra de agua! –.
Pero para cuando llegan Delgadina ya expiraba.
En el año 1998 Javier Asensio García estaba recabando información para publicar su Romancero de la sierra riojana e iba a entrevistar a las personas de esa comarca que conocieran romances tradicionales, allá donde vivieran. Para ese trabajo contó con la valiosa colaboración de Luis González Jiménez, técnico de sonido de Radio Nacional de España en La Rioja y de José Manuel Fraile Gil, con quien entrevistó a varios informantes que vivían en Madrid y Talavera de la Reina.
En el libro incluyó todos los materiales que pudo recopilar y junto a él un disco que contenía un total de veintitrés romances cantados de viva voz. El paso del tiempo ha ido dando valor a ese disco por la calidad literaria de los romances incluidos y por el gran nivel interpretativo de las personas que participaron en él. Transcurridos casi quince años de aquella publicación el panorama romancístico de la sierra riojana ha cambiado sustancialmente: gran parte de aquellos informantes ya no están entre nosotros, como es el caso de María Santos de Canales; y con ellos se ha ido gran parte del saber romancístico de la comarca y el arte interpretativo a él ligado.
Hemos conservado en nuestros archivos sonoros buenos testimonios de romances que en su día no pudieron entrar en el disco mencionado por obvias razones de espacio. Repasando aquellos materiales hemos vuelto a oír algunas piezas valiosas de nuestro romancero que hoy nos animamos a publicar en esta página web.