Título: Deteniendo las vacas con un silbido |
Los vaqueros de las aldeas de Jubera –Reinares, Bucesta, Santa Marina, El Collado, Santa Cecilia– tenían por costumbre llevar las vacas en invierno a Ribalmaguillo, una aldea ubicada más al sur. Pese a situarse cerca de la sierra, el lugar era más recogido y tenía mejores pastos para la invernada. Se producía en el valle una pequeña transtermitancia. Ocurría que al llegar la primavera las vacas sentían la llamada del buen tiempo y se disponían a volver solas a su pueblo pero desde Santa Marina el vaquero de Reinares las veía y lanzaba un silbido a los perros que las cuidaban y las detenía unos días más hasta que él considerara oportuno su regreso.