Una mujer acudió al vecindario de Ojacastro a ofrecerles una gran cantidad de fanegas de tierra de su propiedad entre el pueblo, Valgañón y Quintanar de Rioja a cambio de que la cuidasen hasta el fin de sus días. Los de Ojacastro no accedieron a su petición, sin embargo los de Valgañón aceptaron su propuesta. Esta leyenda explica el hecho de que gran parte de la jurisdicción de Valgañón se adentra en terrenos que por cercanía sería más lógico pertenecieran a Ojacastro.

Se trata de un tipo de leyenda común en Cameros y el resto de zonas serranas de La Rioja.

Bibliografía:

• Luis Vicente Elías Pastor, Leyendas riojanas, Everest, León, 1990.