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Título: Jerga se asusta de los forasteros |
Antiguamente era costumbre entre los pueblos vecinos visitarse recíprocamente en los días de fiesta. De alguna manera, aunque muy transformado, el uso sigue manteniéndose. En pequeñas aldeas como son, en nuestro caso, Carbonera y Bergasillas Bajera, la obligación de agasajar a los vecinos era algo casi sagrado, había que darles de comer y proporcionarles habitación para pasar la noche.
Tenemos que volver a situar el cuento en el contexto geográfico de las laderas de Sierra Laéz con sus pequeñas sendas que ascienden hacia la sierra y descienden a las aldeas. Los de Carbonera y Bergasillas Somera cuando aparecían en las fiestas de la Bajera lo hacían bajando desde lo alto. Al pusilánime Jerga de Bergasillas Bajera, al ver cómo descendían los visitantes que tenía que atender, le pareció que eran muchos, muy grandes y temió que le vaciaran la despensa. Por ello le dijo a la Sinforiana:
–¡Dostón, pero todos los que vienen, qué grandes que son, cuanto que no comerán!
Publicado en:
- Javier Asensio García, Los 99 mejores cuentos de la tradición riojana, Piedra de Rayo, Logroño, 2012.