Allá juntito a Belén     siete pasos al calvario
me encontré a una mujer     toda vestida de blanco
preguntéle, preguntéle     que si ha visto al Soberano.
-Si lo he visto o no lo he visto     por esta calle ha pasado
San Juan y la Magdalena     lo llevaban de la mano
con una cruz a los hombros     y una cadena arrastrando.
-Caminemos, Virgen Pura,     caminemos al Calvario
que por pronto que lleguemos     ya lo habrán crucificado-.
Ya le crucifican pies     ya le crucifican manos
ya le tiran la lanzada     a su divino costado
y la sangre que caía     caía en cáliz sagrado
y el hombre que la bebiese     sería bienaventurado
en este mundo es el rey     y en el otro coronado.
Allá juntito a Belén     contra el reino de Judea
está la Virgen parida     alumbrándole una estrella
pasó por allá José     le dijo de esta manera:
-¿Qué haces ahí?, Virgen María,     ¿qué haces ahí?, Virgen doncella.
-Al ver al niño de Dios     metido en tanta pobreza
sin tener en qué envolverle     sino en una poca hierba
y la mula se la come     y la vaca se la lleva
pone el aliento la mula     el niño de Dios se hiela
pone el aliento la vaca     al niño de Dios consuela-.
Bendiciele a la vaca     y a la mula maldiciera
si el niño de Dios naciese     en medio la primavera
cuando la rosa y la flor     y no cuando el mundo hiela.
El que esta oración dijese     todos los viernes del año
sacará un alma de pena     y la suya de pecado.
El que lo oye y no lo dice     a nuestro Señor maldice.
El que lo oye y no lo aprende     a nuestro Señor ofende.

Este romance, de cadencias interpretativas antañonas, lo cantaban los niños varones el Domingo de Ramos llevando los ramos desde la Iglesia hasta la ermita de Santa Catalina. El cambio de tonadilla «ya le crucifican pies, ya le crucifican manos» lo hacían al arrodillarse los niños de la procesión.

Bibliografía:

• Javier Asensio García, Romancero de la sierra riojana, edición del autor, Logroño, 1999.

El tema puede escucharse en el CD que acompaña la obra.