«Bajaba uno de la sierra a Cervera con un burro con su carguica de leña de romero a vendela y:

–¿Quieren comprar una carga de leña?

Y le contesta el loro desde arriba:

–Descarga, descarga, que ya bajo.

Y va el de la carga de leña, la descarga y ¡cómo iba a bajar! (el loro), ¡estaba metido en la jaula! Entonces el leñador, cansao de estar esperando, llama onde la casa:

–Pero, ¡cómo!, me han dicho que descargara la leña, ¿cuándo bajan a pagarme?

–Nosotros no. ¡Pues habrá sido el lorito! Nosotros no queremos comprar leña, habrá sido el lorito que te lo ha dicho.

Bueno, bueno. Y para que el lorito no hiciera más lo que no tenía que hacer le arrancan las plumas del rabo. Y luego pasaba un galgo por la calle y el lorito desde la jaula le decía al galgo, porque los galgos suelen estar flacos, y al lorito no le daban de comer pa castigarlo y ve pasar al galgo por la calle:

–Galgo, galgo, galgo. ¿Tú también has ajustao romeros como yo?»

Publicado en el libro de Javier Asensio García, Cuentos riojanos de tradición oral, Piedra de Rayo, Logroño, 2004.