Título: Función del día de San Pedro en Bañares |
Las cualidades que Mari Lupi tiene como narradora y cantadora no le vienen de la nada. A su buena capacidad memorística y a su inteligencia se le suma el haberse criado en un ambiente familiar donde se conservaban y transmitían los viejos saberes. La madre de Mari Lupi era la encargada de preparar los textos religiosos teatrales que se representaban en la función del día de San Pedro y San Pablo en Bañares, el 29 de junio. Y bien que sabía combinar textos tradicionales con leyendas populares y motivos folklóricos recurrentes en los cuentos religiosos en una especie de ensalada, género que tuvo su apogeo en el Siglo de Oro de las letras hispanas. Mari Lupi hizo de gitanilla en una representación en la que confesaba haber robado varias gallinas. La gitanilla era ayudada por su ángel de la guarda en la puerta del cielo cuando San Pedro le leyó la cartilla por lo que había hecho en la vida y le pasó un examen doctrinario antes de entrar al cielo.
En este texto teatral se reconocen claramente los versos del romance de La Virgen añora la infancia de Jesús y otros motivos folklóricos tradicionales como la creencia de que los gitanos socorrieron a la Sagrada Familia durante la huida a Egipto; San Pedro de portero en el cielo o el cuento de Cuántos dioses hay, ¿uno o tres?.
Podemos llegar a sospechar que este texto es algo más que una simple recomposición de motivos tradicionales y que la costumbre de celebrar una velada o función el día de San Pedro en Bañares gozaba de mayor antigüedad.
Gitana de nacimiento huérfana desde la cuna
que por cierto fue un puente, ahí llegó mi desventura.
Mi madre entonces murió sola quedé con mi padre
y solo él me crió, no tuve amparo de nadie.
Llorando yo me encontraba a la puerta del hospital
y mi padre se murió sin remedio pa su mal
y sin poder contenerme, llorando yo miré al cielo
y de repente encontré a mis pies un gran consuelo.
Era el ángel de mi guarda, me dijo:
–No temas, niña,
¿quieres ser buena? –me dijo– Yo estaré en tu compañía.
Yo me salí por el mundo
al lado de los calés y la iglesia no olvidaba
pues tenía que cumplir lo del ángel de mi guarda
y también algunas veces conmigo se disgustaba
porque hacía muchas cosas que a él no le agradaban.
él quería hacer de mí una verdadera santa
pero el refrán no huelga y lo aprendí no sé dónde
y es un refrán que dice que la cabra tira al monte
y también me amenazó con decírselo a San Pedro.
¡Ay de ti!, me dijo un día si quieres subir al cielo.
Yo entonces me sentí mal y es que robé dos gallinas
y a merendármelas fui, tuve dolor de barriga
y antes de estirar la pata yo me encomendé de veras
al ángel de mi guarda.
Y antes de presentarme ante el viejo portero
echaré la buenaventura al Niño Jesús, primero.
Yo soy gitana, me acerco al pie de la Virgen pura
hinco la rodilla en tierra y la digo la ventura:
Madre del amor hermoso a ti te digo, María
a Egipto irás con el Niño y José en tu compañía.
Saldréis a la media noche ocultando el sol divino
pasaréis muchos trebajos durante todo el camino.
Os irá bien con mi gente os tratarán con cariño
los ídolos, cuando entréis, caerán al suelo rendidos.
Yo te miro, ¡oh, mi Niño!, y te digo enternecida:
–Cuánto tienes que pasar lucerito de mi vida.
La cabeza de este Niño tan blanca y entorneada
luego la hemos de ver con espinas coronada.
Las manitas de este Niño tan chicas y sonrosadas
luego las hemos de ver en una cruz enclavadas.
Los piececitos del Niño tan chicos y sonrosados
luego los hemos de ver con un clavo taladrados.
Andarás de monte en monte haciendo mil maravillas
en uno sudarás sangre en otro darás la vida
morirás en una cruz levantada en un calvario
que a tanto te obligará un amor muy extremado
lo más cruel de mis penas te lo digo con llanto
que en este mundo hallarás que somos muchismo ingratos.
Perdóname a mí, Jesús, por lo que te hei molestado
y tú, ángel de mi guarda, dícele al abuelo algo.
Entonces llaman a la puerta y salía San Pedro.
–Buenas tardes, ¿quién llama? –Buenas tardes, padre abuelo.
–¿Vienes sola? –No, vengo con mi ángel bueno.
–A ver, gitana, ¿qué es lo que hiciste en la tierra?,¿te sabes los mandamientos?, ¿cuántos dioses hay?
Y el ángel dice por detrás (de ella):
–Uno solamente.
Y la gitana dice:
–Uno, dos y tres pasan por mi mente.
Y dice el ángel:
–Fíjate, gitana, no me lo estropees
fíjate bien y no entiendas mal.
–¡Uno solamente!
–¿Y el quinto?
Y dice el ángel:
–No matar.
–¿Es el de las pollas?, ¡cómo cacarean!
hasta la garganta me salen enteras
y me están diciendo
no hemos de salir delante de San Pedro
para que pronto te lleve el infierno
–Contesta, gitana: no matar.
–¡No matar!
–Ahora, gitana, di el séptimo.
–¡Ay, las pollas, madre, cómo cacarean!
Y dice San Pedro:
–Espera, gitana, una idea tengo
cojo las gafas y las echo aliento.
Las gafas que San Pedro había dejado encima de la mesa las coge el ángel y las echa aliento. Y dice San Pedro:
–Cojo mis gafas y leer debo
que almas manchadas no entran en el cielo.
Aquí pone: robó.
Y dice el ángel:
–No, mire, San Pedro, dice:
echó la buenaventura al Niño, a ese Dios eterno
y en pago, Jesús le admite en el cielo.
Y dice la gitana:
–¡Viva el Niño Jesús viva el abuelo!
viva, viva siempre, ése mi hada
viva, viva siempre, el ángel de mi guarda–.
Y el ángel dijo:
Pueblo de Bañares,
de rodillas todos, todos a rezar
y ahora conmigo todos a cantar:
–Sea por siempre bendito y alabado
el santísimo sacramento del altar–.