Riojarchivo

 

Título: Tejero asalta el Congreso
Clasificación: Romancero
Localidad: Castroviejo
Informante: Julián Lacalle Lacalle (19-6-1940)
Recopiladora: Helena Ortiz Viana
Lugar y fecha de recogida: Logroño, 20 de enero de 2016

 

El 23 de febrero de 1981 el teniente coronel Antonio Tejero Molina asaltó el Congreso de los Diputados con el ánimo de derrocar al Gobierno y forzar un nuevo caudillismo militar en la nación. Momentos dramáticos para España recordados por varias generaciones actuales que, afortunadamente, no cambiaron el rumbo democrático que el país había tomado.

La tradición oral no deja de sorprendernos. El ingenio de algún poeta anónimo -de muy bajo nivel, todo hay que decirlo- compuso un romance que narraba los sucesos de una manera obscena y burlesca. No debió tener mucho éxito este romance pero, sorprendentemente, al cabo de los años nos encontramos con personas que lo narran y lo cantan. Y no es éste el único caso conocido en nuestra región.

Estando todo el gobierno     haciendo la votación
entró un civil con bigote,     ¡ozú, qué miedo el chavó!
-Que aquí no se mueva nadie,     gobierno ni oposición
que se acabó el cachondeo     porque ahora mando yo-.
Felipe se meaba     y Carrillo se cagó
y Tejero por teléfono     llamaba a Milans del Bosch:
-¿Qué hacemos con estos pollos,     los mandamos al paredón?
Y a Landelino Lavilla     hasta diarrea le entró,
mientras tanto Sagaseta,     más blanco que su calzón
se echaba polvos de talco     para secarse el pantalón
y en ese momento Fraga     papel higiénico pidió
para limpiarse la mierda     que le llegó al corvejón
y todo el parlamento,     que es templo de la opinión,
echaba un pestazo a mierda     que no aguantaba ni Dios.
-¡A ver!, ¿dónde está Suarez?,     el guardia civil gritó.
-Aquí estoy, señor Tejero,     debajo de este sillón
cambiando los calzoncillos,     cagados los tengo yo-.
Entonces un guardia civil joven     al presidente sacó
mientras Gutiérrez Mellado     entonaba el alirón:
-Tratadme muy bien a Suarez,     tan majo y tan guapetón
y no estropead la corbata,     que su mujer el día de San Valentín le regaló-.
Y se preguntan los guardias:     ¿Qué hacemos con estos dos?
Y les contesta Tejero     en tono un poco guasón:
-Dadle dos ostias a Suarez
que yo le daré a Mellado     un puntapié y un capón-.
Tejero los cogió     y a los dos zarandeó
y en esos mismos momentos     el rey por televisión
en uniforme de gala     se dirige a la nación:
-A ver dónde está Tejero,     que lo metan en prisión
que ya estoy hasta los huevos     de aguantar a este señor-.

Bibliografía:

  • Julio Rodríguez Puértolas, Historia de la literatura fascista española, Akal, Madrid, 2008.