Título: La Loba Parda XVI |
Estando yo en mi cabaña …..
vi venir siete lobos por una estrecha cañada,
venían echando cuentas cuál entraba en la manada,
le tocó a una loba vieja entre parda y …..
que tenía los colmillos como puntas de navajas,
dio tres vueltas al redil y no pudo sacar nada
y a la cuarta que dio sacó una borrega parda,
la que tenía su amo para el día de Pascua.
«Entonces el pastor llamó a los perros:»
–Aquí mis siete cachorros, aquí perra estrujillada,
si me conseguís la borrega comerís pan y hogaza,
si no me la conseguís comerís de mi cayada–.
Salieron los siete perros, las uñas se esmigajaban
y al subir una lomita la loba ya iba cansada.
–Aquí tenís la borrega sana y buena como estaba.
–No queremos la borrega sana y buena como estaba,
que queremos tu pelleja pal pastor pa una zamarra
y los dientes pa las viejas pa que masquen las castañas.
A Vicente le costó un rato ir sacando los versos de este romance que se cantaba «en aquellos tiempos». Deducimos que se trata de una versión híbrida entre el romance tradicional que se cantaba en la comarca del alto Leza y el que enseñaban los maestros en las escuelas proveniente del libro de don Ramón Menéndez Pidal Flor nueva de romances viejos. Ello no le resta interés. Hay un detalle muy destacado: en muchas versiones del norte de Soria y del Camero Viejo se da una gran confusión con el adjetivo de la perra que acompaña a los cachorros y al pastor; el informante de Ajamil nos dice que era estrujillada, en otros lugares de la zona dicen truquillana, trajillana, trianjuliana, rabiada, guarriada, sevillana. ¿A qué se debe esto? Muy sencillo: este romance pastoril nació en Extremadura y la perra en su origen era una mastina comprada en la feria de Trujillo (Cáceres). En muchas versiones cercanas a Extremadura se conserva la denominación precisa de «perra trujillana» pero cuanto más nos alejamos de Extremadura el adjetivo de la perra se sustituye por uno impreciso y a veces incomprensible.
El verso final «y las muelas pa las viejas pa que masquen las castañas» no aparece en la Flor nueva de Menéndez Pidal, se trata de una pequeña reliquia de versiones tradicionales de la comarca.
Bibliografía:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.
- Ramón Menéndez Pidal, Flor nueva de romances viejos, Espasa-Calpe, Madrid, 1999.