Hace unos veinte años este cuento era conocido por la gente de más edad, veían en él el reflejo de su vida: los años que el hombre vive como hombre, los que vive como un burro, luego como perro para terminar como los monos. A meses en la casa de los hijos, saltando de casa en casa como los monos de rama en rama y haciendo monadas para entretener a los nietos.

Más de una vez lo hemos encontrado anotado en cuadernillos u hojas sueltas pues cuando lo oyeron sintieron la necesidad de apuntarlo para no perder el hilo ni la resta y cuenta de los años.

El hombre vive más que los animales pero esto no es una gran ventaja ya que en el momento de la Creación le pareció poca la vida que Dios le había otorgado y le convenció para quitarle años a tres animales para sumárselos a él. Desde entonces los humanos desarrollamos parte de nuestra vida como personas pero otras como los burros, perros y monos.

Bibliografía:

• Javier Asensio García, Cuentos riojanos de tradición oral, Piedra de Rayo, Logroño, 2004.