Título: Salve de los esquiladores |
La comarca de las Siete Villas del Alto Najerilla mantuvo una numerosa cabaña lanar trashumante. En los meses de mayo y junio, con las ovejas merinas recién regresadas de Extremadura, llegaba el cúlmen de la producción ganadera: la cosecha de la lana. La comarca tuvo numerosas cuadrillas de esquiladores que realizaban esta labor, trabajo duro pero compensado por la alegría del momento: el de la estancia de los pastores en su tierra y con su familia; el del movimiento del dinero originado por el comercio de la lana; el pago de la soldada a los pastores y esquiladores; y el del buen tiempo primaveral. La faena del esquileo se acompañaba con variadas canciones. Generalmente, el capitán de la cuadrilla se encargaba de entonar una estrofa y el coro de esquiladores la repetía. Los esquiladores de Villavelayo andaban cada dos por tres por Neila y otros lugares próximos, llevando con ellos sus cantos de trabajo. La melodía de esta salve tiene un estilo sorprendentemente antiguo, muy acorde con las tradiciones musicales de la comarca de aire antañón.
Decía el padre Federico de Olmeda a principios del siglo XX y respecto a algunas canciones de esta comarca serrana, a caballo entre La Rioja y Burgos, que Son estas canciones las ritmopeas y melopeas que delatan un abolengo tradicional representante de muchos siglos: son los cantos del estilo homofónico antiguo, coetáneos de los tiempos románico-bizantinos. Esa sensación nos la da el escuchar la Salve de los esquiladores, cantada indistintamente en Neila y Villavelayo.
Marino Herrero nos canta la Salve de la cuadrilla de los esquiladores de Villavelayo y los miembros del grupo burgalés Cantollano la recrean con el ambiente del esquileo.
Informantes: Miguel Ángel Vallorca Angulo (voz); coro, esquilas y cencerros de José Luis Pérez Martínez El Chelas, Cesar Manuel Carballera Cotillas y Alfonso Díez Ausín; Félix Gutiérrez Abel (tijeras). |
La revista El Najerilla, nacida en Mansilla de la Sierra en el año 1919, nos guarda las crónicas más detalladas de la comarca. Voluntariosos poetas de pueblo describían en verso los avatares del discurrir diario de los pueblos serranos, como las tareas del esquileo. El laureado poeta Pancho de Viniegra de Abajo se entusiasmaba con las canciones de los esquiladores de Villavelayo:
Bien esquila Periquillo
no digo nada Santiago
Paulino en el volapié
y Enrique veroniqueando.
Bruno aguzando tijeras
hasta Pancho ya se calla
cuando oye cantar a dúo
a esta cuadrilla vilaya.
(El Najerilla, junio 1931, núm. 145, página 15).
Cobarajas, corresponsal de la revista en Villavelayo, da cuenta del recorrido de la cuadrilla de esquiladores de su pueblo por los ranchos de la comarca:
Los bravos esquiladores
a Viniegra se llegaron
para esquilar los ganados
que tenían contratados.
El veintisiete de junio
fueron de Viniegra Abajo
a la Laguna de Urbión
destinados al trabajo.
Con dos copas que les dió
el patrón señor Fernando
llegaron sin novedad
al canchal de Peña Abanto.
Cansados y derrengados
y sin poder almorzar
empuñaron las tijeras
con ganas de trabajar.
En la majada de Alborta
almorzaron corderón
elegido en la majada
por el mayoral Pedrón.
El salón que se comieron
estaba un poco salado
pero el mayoral decía
está bueno, echa un trago.
A las ochoe la mañana
empezaron la maniobra
a la intemperie y al sol
por no haber ninguna sombra.
En un pantizo de Urbión
diez tijeras esquilando
los llevaron a comer
al canchal de Peña Abanto.
¡Qué felicidad tuvieron!
de cuchifritos y asados
buenas copas y cafés
y también buenos cigarros.
Debajo del pico Urbión
estuvieron esquilando
por beber agua de nieve
todos están resfriados.
Al fin la noche llegó
y todos nos acostamos
entre millares de ovejas
y de perros rodeados.
De cama el suelo tuvimos
y un gorrón de cabecera
¡qué felicidad la nuestra
el vivir de esta manera!
A la mañana temprano
al tomar el aguardiente
de la laguna de Urbión
¡qué copas y qué zoquetes!
A la Fuente Regalada
pasamos a echar un trago
y viendo los vericuetos
del Pino y de Lombollano.
Llegamos a San Millán
donde tomamos un taco
para poder avanzar
hasta Viniegra de Abajo.
Y llegamos a la casa
de nuestro amo don Fernando
el cual con gran alegría
nos dio cigarros y tragos.
(El Najerilla, julio 1924, núm. 62, página 8).
La Salve de los esquiladores puede escucharse en el CD Marino Herrero y el folklore de Villavelayo, col. Música tradicional y cultura oral de La Rioja, vol 6; Espiral Folk, Alberite, 2009.