Un soldado en Melilla
del campamento fue y le escribió
una carta a su madre
que la llenó de pena y dolor.
–Ya sabrás, madre querida,
que no he podido antes escribir
por causa de los sucesos
que han pasado aquí en el Rif,
hemos pasado mucha hambre
y otros se han muerto de necesidad
diciendo ¡ay, madre mía,
ya no volveré a verte más!
Al subir el Barranco del Lobo
no quisiera, madre, ni aun recordar
me encontré a mi hermano
descuartizado y me eché a llorar.
No llores, madre,
ni tengas pena
puesto que tu hijo
ha muerto en la guerra
porque la patria
hay que defenderla
porque lo manda la ley
aunque no se quiera.
Deles un beso
y un fuerte abrazo
a mis hermanitos y diga a todos
que aquí en campaña nunca olvidamos–.
La madre cerró la carta
con mucho dolor
mientras que sus hijos
perdían la vida por la nación.

Todavía son bastantes las canciones que se recuerdan sobre la muerte de soldados españoles en las guerras de África, especialmente en el Barranco del Lobo de 1909, de lo que trata esta canción, y el desastre de Annual de 1921. Todas reflejan el dolor por la pérdida de sus seres queridos de madres, novias y familiares en cartas lastimeras de ida y vuelta que cuentan las malas noticias del frente.