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Título: El quintado VII + La aparición de la enamorada muerta V |
Mes de mayo, mes de abril, meses de la primavera,
cuando todos los soldados caminan para la guerra,
unos cantan y otros lloran y otros llevan la grandeza,
menos un pobre soldado que va muerto de tristeza.
Le pregunta el capitán: –Quinto, ¿por quién llevas pena?
si es por padre o es por madre o es por venir a la guerra.
–Ni es por padre ni es por madre ni es por venir a la guerra
que es por mi querida Elvira quedó gravemente enferma.
–Si es por tu querida Elvira coge tu caballo y vuelve
que por un soldado menos ya se acabará la guerra–.
Y el soldado agradecido echa mano a su cartera.
–Tenga usted, mi capitán, esta cadena de perlas
que me la regaló Elvira el día la enhorabuena–.
Al llegar al camposanto una sombra negra vi
cuanto más me retiraba más se acercaba ella a mí.
–No te retires, soldado, no te retires de mí
que soy tu querida Elvira que me vengo a despedir.
–Si eres mi querida Elvira por qué no me miras, di.
–Ojos que a ti te miraron a la tierra se los di
que me los pidió la tierra y a la tierra se los di
brazos con que te abrazaba [tronchados los tengo aquí].
Cásate, triste soldado, cásate y no estés así
la primera hija que tengas ponla Elvira como a mí
y cuando vayas a misa la llevarás junto a ti
para cuando la llames te acuerdes de ella y de mí–.
Publicado en:
- Javier Asensio García, Romancero general de La Rioja, Piedra de Rayo, Logroño, 2008.